En el Caribe colombiano

Rocío Jurado y Ortega Cano: Primeras vacaciones juntos desde que se conocieron hace año y medio.

«En nuestra relación quien manda y templa es José». «Si este año obtengo la nulidad, este mismo año nos casamos»

Aunque parezca mentira y aunque hace año y medio que se enamoraron en la clínica del doctor Mariscal, donde habían acudido los dos, cada uno por su lado, buscando remedios a sus particulares depresiones —el amor lo cura todo de pronto—, hasta hoy, la pareja más famosa del mundo del espectáculo y el amor en los dos últimos años no había podido pasar unas vacaciones juntas, solos. Así es la vida. Aunque siempre se les veía unidos, a Rocío Jurado y José Ortega Cano, hasta ahora no habían podido vivir esa luna de miel, epílogo a su boda, que es, sin embargo, el prólogo, cuando llegue su momento, de la misma. Para ellos han elegido un sitio excepcional, fascinante, único, en el Caribe: las islas del Rosario, frente a Cartagena de Indias, donde los dos, la cantante y el torero, son personajes queridos y populares. Con los dos hablamos, mientras recorren las islas que en su tiempo fueron refugios de piratas y leyendas, y que hoy sirven de marco a esta pareja de enamorados.

—Rocío, ¿la llegada de Ortega Cano a tu vida la ha transformado de alguna manera?

—Sí, la ha transformado. Es decir, no me transformó a mí, porque yo sigo siendo la misma persona que era, pero sí, mi vida ha cambiado. Ahora estoy pensando en otras cosas que antes no pensaba.

—¿Eres una persona de emociones desmedidas?

—Desmedidas, no. Soy una persona de emociones. Soy una mujer emotiva. Tengo mucha sensibilidad, porque si no la tuviera no podría dedicarme a la interpretación, a cantar las letras de mis canciones. Esto da un poco la pauta de como es mi carácter, de lo que son mis emociones. No te olvides que mi signo astrológico es Virgo.

—Sinceramente, ¿eres feliz?

—Soy todo lo feliz que se puede ser, pues nadie, creo yo, lo es completamente. Tengo muchas preocupaciones, y eso te impide ser feliz a veces, es decir, disfrutar de las cosas como me gustaría. Sufro mucho por las cosas que están mal. La felicidad completa no creo que la tenga nadie.

—¿Qué es la pareja para Rocío Jurado?

—Debe de ser un complemento para la vida de cada uno de los miembros de la misma. Ha de existir una comunicación, una comunión, tener sentimientos de convivencia, de comprensión, de amor, ser de verdad el uno para el otro y tener un respeto. Todo esto es para mí la pareja.

—¿Rocío que hay de verdad sobre la aureola de leyenda que rodea a los toreros?

—Bueno, la verdad es que son personajes de leyenda. Son héroes, no son personas corrientes, comunes, hacen un arte. Yo los veo así. Ahora que vivo de cerca este mundo, me parecen todavía más personajes de leyenda. Es un mundo tremendo, mágico, maravilloso; cuando digo tremendo, me refiero a ese arte que llevan, al peligro que supone. Cada torero es una leyenda.

—¿Todavía tienes ambiciones profesionales?

—Sí, aún tengo muchas, y de hecho ya he superado bastantes: las que tenía cuando empecé. Al vivir el mundo del espectáculo día a día me he dado cuenta que tengo muchas cosas por hacer. Me falta todavía mucho por hacer, por conseguir.

«Cuando vivo momentos bajos me planteo la retirada, pero luego descarto ese sentimiento»

—¿Te has planteado alguna vez dejarlo todo, retirarte de tu vida profesional activa?

—Sí, lo he pesado muchas veces. Pero, ante todo, soy una artista, una persona que ama su profesión, y aunque me lo haya planteado muchas veces, luego lo descarto y lo olvido.

—¿Escribirás algún día tus memorias?

—Posiblemente, no lo sé.

Mientras respondía a nuestras preguntas, Rocío Jurado no dejaba de mirar a José Ortega Cano. Le cogía la mano. Está viviendo, posiblemente, los días más bonitos y más importantes de su vida desde que conoció al torero, desde que surgiera entre ellos el flechazo. «Mira estas son unas vacaciones muy importantes para nosotros, pero no terminarán cuando nos vayamos de aquí»

—¿Habéis hablado durante estos días de vuestra boda?

—Sí, pero durante este viaje y siempre. Es algo que proyectamos a menudo. Nos hace ilusión. Es una conversación muy habitual.

—¿Tendrá lugar este año?

—Bueno, eso sólo depende de que yo consiga la nulidad eclesiástica. Estoy en ello, y si me la dan, claro que nos casaremos este año.

—¿Irás de blanco?

—Tampoco me lo he planteado, pero no pongamos la tinaja antes que el olivo. Tiempo al tiempo.

—¿En qué piensa Rocío Jurado cuando se acuesta cada noche?

—Cuando me voy a dormir le doy gracias a Dios por todo lo que me ha dado, por dejarme vivir, por poder luchar. Cuando estoy muy cansada me duermo como un tronco, aunque generalmente, siempre hago un hueco para agradecerle todo lo que me está dando, que es mucho y muy bello. Dios ha sido muy importante en mi vida y quiero seguir manteniendo mi fe.

«José es un hombre muy íntegro, con una gran sensibilidad; es una persona estupenda»

—¿Qué te hizo enamorar de José Ortega Cano?

—El hecho de ser una persona muy íntegra. Es estupendo, con una sensibilidad muy grande. Como ser humano, esto es lo que más me ha gustado de él.

—¿Quién lleva la batuta en vuestra relación?

—¿Cómo la batuta? El lleva la capa y yo la batuta; bueno, en serio, si te refieres a quién templa y manda, es él.

—¿Qué te dijo tu hija cuando le confesaste que estabas enamorada de Ortega Cano?

—Tuvo una reacción muy bonita, la de una persona muy sensata, demasiado para la edad que tiene. Le encantó, en el sentido que me estaba viendo muy deprimida y, de pronto, me vió con esperanza, con ilusión. Lo ha llevado todo muy bien, me ha ayudado mucho y se lleva estupendamente bien con José.

—¿Conocemos realmente a Rocío Jurado?

—Hay partes de Rocío Jurado que sí se conocen, pero hay otras que no, ya que no siempre se da la imagen real de la mujer que soy. No obstante, en líneas generales, pienso que la gente me conoce como realmente soy, al menos yo no finjo.

—¿Te da miedo envejecer?

—Miedo no, me preocupa. Con los años aparecen enfermedades irreversibles, eso es lo que me da miedo. A eso sí le tengo miedo y respeto, pero no a las arrugas. En absoluto. Tengo miedo a esa parte de la vejez, a la que se refiere a la posibilidad de que me llegue una enfermedad, pues he vivido esto en mi familia muy de cerca.

—¿Te has planteado alguna vez hacerte la cirugía estética?

—Pienso que una mujer debe mantener el máximo tiempo posible la juventud y se debe de cuidar. Es muy importante. Si un día la necesito, claro que sí. No soy retrógrada en este sentido. Son cosas fantásticas cuando se hacen bien.

—¿Cúal es el regalo que te hizo Ortega cano que más has sentido, que más has disfrutado?

—El que más me gustó, su amor. El amor que me dió y me da es el regalo más preciado y el que más me emociona.

—¿Lo vuestro ha sido un flechazo?

—Sí, sí, lo fue.

—¿Te gustaría que José dejara los toros?

—No, en absoluto. Me gusta mucho cómo torea y creo que él lo necesita desarrollar su vocación para ser feliz; yo sería incapaz de pedirle algo así. Se retirará cuando él crea que es el momento, porque todo en la vida llega.

—¿Por qué acudes a verle torear a la plaza? ¿No te da miedo?

—Voy muy poco. Al principio de nuestra relación sí iba, pero ahora sólo acudo cuando se trata de una corrida dedicada a un festival o algo así. José torea como a mí me gusta. Cuando voy a verle es porque me apetece verle torear bien.

—¿Qué proyectos profesionales tienes Rocío Jurado a la vista?

—En este momento no quiero hablar de trabajo, estoy de vacaciones.

—¿Algún miembro de vuestras respectivas familias puso algún problema a vuestra relación?

—No, por favor. ¿Quién se va a oponer a algo tan bonito?

«Quiero a Rocío más que antes»

Durante su estancia en Cartagena de Indias, Rocío Jurado y José Ortega Cano estuvieron recordando el apartamento que el torero tiene allí. Pero a lo largo del viaje han vivido y experimentado otras muchas cosas que Ortega Cano nos cuenta ahora:

—En estos días estamos descubriendo muchas cosas el uno del otro que antes desconocíamos, pues no es lo mismo estar los dos solos que verte rodeado por todas partes. Nos estamos conociendo y admirando mucho más el uno al otro.

—José ¿qué destacarías de Rocío Jurado?

—Que la quiero más que antes. En estos días ha habido más compenetración absoluta y total.

—¿En qué crees que habéis cambiado desde que os conocisteis?

—En mi caso, en templanza y en relajación. Ya no me divierte nada si no estoy con Rocío. Mi profesión está mucho más aumentada de ilusiones, tengo más proyectos, me apetece estar preparado. Todo pensando en ella, porque es una profesional como la copa de un pino. No me apetece salir, antes sí lo hacía. He cambiado mucho, pero para bien.

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