En su primera actuación tras abandonar la clínica madrileña en la que estuvo internada, Rocío Jurado fue, junto a otros artistas, la estrella del Primer Festival Flamenco por la Integración de la Mujer Gitana, que se celebró en el teatro García Lorca.
Rocío Jurado acaba de nacer para el cine español. Es joven, muy joven. Tiene buen carácter y un genio disparatado. A veces es incomprensible, pero cuando se la conoce a fondo se da una cuenta de las buenas razones que tiene para andar así por la vida.
Rocío lo cantó todo en el auditorio de La Cartuja. Noches de gloria de la Mohedano en «Azabache», tan guapa, con el pelo planchado, con un clavel rojo sangrando en la boca.
Rocío Jurado ha recibido una pena que ha inundado su alma y que ha borrado esa alegría tan natural: la muerte, tras una larga y terrible agonía, de doña Rosario Jurado Bernal, madre de Rocío Jurado.
Rocío Jurado ha hecho las Américas. La encontramos en Nueva York, evidentemente gozosa por el éxito que ha conseguido en la ciudad de los rascacielos con dos recitales consecutivos en el Lincoln Center.
Sí, Rocío, la misma que hace unos años despistó a la censura y dejó entrever a toda España lo que toda España soñaba, pero no podía ver. Ahora es la misma Rocío sin necesidad de despistar a ninguna censura.
Para Rocío Jurado 1972 será un año importante, porque en su vida privada rematará un noviazgo largo de siete años, casándose con el hombre que ama desde que casi era una niña.
Gran curiosidad más que expectación en torno a Rocío Jurado, que se presentó en Florida Park. Sus amigos, muchos de ellos personajes populares, estaban allí.
Rocío Jurado... Se dice el nombre y un sabor a menta recorre palmo a palmo el esqueleto. Rocío Jurado sigue subiendo en busca de las estrellas del arte, mientras la noche andaluza deja caer los mejores aguafuertes de su tristeza.
Lo reconoce la propia Rocío. Son unas Navidades distintas, un recordar momentos de otros tiempos, cuando «su» Rocío era una niña. Hoy son sus hijos José Fernando y Gloria Camila.
La cantante chipionera Rocío Jurado ha confesado que en su dilatada carrera profesional ha sufrido unas cinco «pájaras» del estilo de las de Perico Delgado.
Saludo a Rocío Jurado en plena, minuciosa sesión de maquillaje. Con todas las disculpas del mundo por recibirme así, en una actitud tan poco correcta —debe de pensar— y que a mí me parece magnífica.
Vitalidad y fuerza son dos de sus mejores cualidades, pero también delicadeza y belleza, colorido y fragancia. Rocío es una flor en constante primavera y por eso la hemos elegido como nuestra flor primaveral.
A la artista le pasó por el cuerpo la idea de ponerse algo más que la bata de cola. El son del país era más plural que en los años en los que la copla vivió su esplendor. Y no digamos en América que ya la tenía por una estrella.
Supe del poderío cuando la vi a ella, a la chipionera Rocío Mohedano Jurado, a la que gira la cabeza como las fieras vigilantes, la que abre el compás como los toreros, asentando sus reales en las tablas.
Desde que sus nietos, Rocío y David, nacieron, Rocío Jurado está encantada con su papel de abuela, y siempre que puede pasa la mayor parte del tiempo con ellos, en especial cuando sus padres viajan.
Rocío Jurado no ha intervenido en el Especial Fin de Año televisivo de Pilar Miró y está dispuesta a no ir más a TV si no le ofrecen unas condiciones de trabajo que ella considere dignas.
Aprovechando el mes de descanso que ha tenido que seguir, Rocío ha dedicado gran parte de este tiempo en supervisar la puesta a punto de una casa que se compró en su Chipiona natal.
Rocío Jurado ha expresado públicamente su indignación por la información aparecida la pasada semana en la que se decía que podría padecer una lesión cerebral.