Acaba de aparecer en el mercado un nuevo disco de Rocío Jurado. Se trata de un LP titulado «Señora», que es uno de los mejores trabajos de la cantante de Chipiona.
—En este disco ha intervenido un estupendo equipo, que ha preparado todo de tal manera que cuando he tenido que poner mi voz me he «sentido» artista. Así que, por fuerza, el álbum ha salido redondo. Trabajo me costó, ya que mi cante es muy desgarrado, con raíz andaluza, de la que he tenido que prescindir para matizar cada frase, modular y «mascan) las palabras.
—¿Fue idea tuya el incluir en este LP una canción dedicada a tu madre?
—La idea fue de Paco Gordillo, que se la contó a Manuel Alejandro, el cual puso en mi boca las palabras adecuadas que expresaban mis sentimientos. Se trata de una canción que me pone la carne de gallina cada vez que la escucho. Durante la grabación, tuve que cortar en varias ocasiones, ya que las lágrimas me ahogaban la garganta. Tuve que hacerme a la idea de que aquello que decía por mi boca no tenía nada que ver conmigo. De esta manera pude acabar de grabar el disco.
DUDA DE INTERPRETAR «EVITA»
Parece ser que la comedia musical «Evita» se va a llevar a escena. Se barajaron varios nombres, y la candidata más firme puede ser Rocío. ¿Es cierto?
—En estos momentos estoy concretando todo lo relacionado con la obra. Tengo puestas muchas ilusiones en estrenarla, a pesar de que todavía no estoy muy decidida. Quiero convencerme de que me va, y para ello tengo que escuchar la partitura y leer el libreto. Si la prueba es positiva, aceptaré interpretarla; de lo contrario la rechazaré, ya que encierra mucho riesgo profesional para mí.
—¿No has pensado que el papel de Evita no te va, por mucho que te esfuerces?
—Desde luego que yo no soy Evita. Si acepto interpretarla, ten por seguro que la imagen de Rocío Jurado va a desaparecer por completo en el momento que salga al escenario. Tengo que ser una actriz que canta y que interpreta un personaje. Tengo una profesionalidad y conozco mis limitaciones, y no me voy a meter a lo loco en una aventura que puede salir bien, pero que también puede salir mal, con el consiguiente perjuicio para mi carrera. Sé lo que me juego si acepto. Por eso todavía mis dudas.
—Si aceptas, ¿sabes los actores que te acompañarán en el reparto?
Para ser elegante no hace falta gastar mucho dinero. Solo se necesita buen gusto y estilo
—Esa es una materia que se lleva en secreto. Lo único que conozco es el sistema que se va a llevar con la elección de actores. Se va a hacer como un examen para elegir los más idóneos. Yo también he pedido que cuando tenga todo ensayado, se me dé el visto bueno para seguir adelante. Se trata de un gran proyecto y no quiero dejar suelto ningún cabo. Antes me has preguntado que si me iba el papel de Evita, y yo, cuando me lo propusieron, también me hice la misma pregunta, y creí que se trataba de una broma. Cuando se hizo «Jesucristo Superstar» sucedió lo mismo con Camilo Sesto, pero luego, cuando le vimos actuar con más garra y sentimientos que la versión extranjera, reconocimos que la elección había sido adecuada. Esto puede suceder ahora con «Evita», porque va a ser una versión latina con enorme dinamismo.
—¿Para cuándo será el estreno?
—Creo que para el próximo mes de octubre. Mientras, si acepto interpretarla, los días que tenga libre de trabajo, me dedicaré a ensayarla con Jaime de Azpilicueta, para que, cuando toda la compañía tenga que ensayar, yo me encuentre en perfectas condiciones de dar todo lo aprendido.
UNA MUJER ELEGANTE
Rocío Jurado es una artista que se preocupa de su vestuario. Cada vez que estrena una canción, interviene en tetevisión o se presenta en una gala, cambio de vestuario. Esto supondrá grandes desembolsos, ¿no?
—Me gasto en vestuario un «kilo». Pensando en mi imagen y también en el público, creo que merece la pena.
—¿Cuántos vestidos tienes?
—Para llenar varios sacos, y es una pena, porque muchos de ellos solamente tienen una puesta y se me quedan pasados de moda de una temporada a la otra. Debería de vender alguno de ellos para poder compensar la enorme cantidad de dinero que me gasto, ya que, aunque la gente no lo crea, por el mero hecho de ser artista, cuando voy a comprar me cobran más caro de lo que están tarífados.
—Te preocupas del vestuario tanto en el escenario como en tu vida particular. ¿Te consideras por esto una mujer elegante?
—Procuro serlo, pero... cuesta mucho dinero. Aunque para mí la elegancia no consiste en comprarte un vestido caro. La elegancia va con la persona que sabe lo que mejor le conviene, vistiendo un sencillo traje que realce y dé personalidad.
En el verano del año 1967, y por medio de AMA, Rocío participó en la elección cae Lady Europa. Un concurso de elegancia organizado en la localidad italiana de Cortina D'Ampezzo, Entonces, logró el titulo de la mujer más elegante de Europa. ¿De qué le sirvió aquello?
—De mucho. Desde aquella fecha se me consideró una mujer elegante. El certamen me ofreció muchas satisfacciones, la gente se ocupó de mí durante bastante tiempo y tanto profesional como personalmente fue beneficioso para mí.
—No hace mucho dijiste en público que si eras algo en la vida se lo debías a la revista AMA. Estas cosas no son fáciles de decir cuando se está en lo alto de la fama. ¿Por qué lo has hecho tú?
—Es cierto que lo he dicho en público y lo seguiré diciendo tantas veces como me lo pregunten. Casi recién llegada a Madrid, vosotros me disteis la oportunidad de que se me conociera. ¿Por qué negar el agradecimiento? Durante los años que llevo dedicada a la profesión he conocido a mucha gente, pero lo que se dice amigos, se pueden contar con los dedos de una mano, y ten por seguro que entre esos cinco os encontráis vosotros.
Dejémonos de elogios que a nadie importa. Lo que importa son los proyectos futuros.
—Ten en cuenta, Alejandro —prosigue diciendo Rocío—, que si no hago «Evita» tendré que hacer teatro. Llevo mucho tiempo sin pisar un escenario teatral, y el público que acude a los teatros también tiene derecho a verme en directo. Después haré un viaje a América, ya que mis discos están entrando en las listas y éste es un terreno que no quiero perder.
—¿Qué diferencia existe entre Rocío Jurado y Rocío Mohedano?
—Cuando estoy en el escenario, mi imagen da la sensación de que me como a la gente, pero esto sucede por el tipo de canciones que canto. Después, cuando estoy en mi casa o con los amigos, soy una mujer sencilla. Cuando me hablan de fama me entra mucha vergüenza y pienso que la Rocío que salió un día de Chipiona para ganar dinero para su familia, y por suerte lo logró, sería necio que se le subiese el éxito a la cabeza. La vida, lo mismo que da, quita, y los éxitos son efímeros, y la fama es una cosa que pulula por el espacio que no se logra tocar. Mi fama es el trabajo, que me obliga a doblar cada día más el espinazo y poder ofrecer al público el agradecimiento por haberme colocado donde estoy. He luchado y nadie me ha regalado nada, pero todo lo que tengo también me lo podían haber negado. Por eso, el ser agradecidos es de bien nacidos.