Nos encontramos en Chipiona, pueblo natal de Rocío Jurado, donde se halla descansando unos días después de los últimos trastornos que ha tenido y que ha supuesto la pérdida del segundo hijo que esperaba. Aunque todavía no está completamente restablecida, Rocío se recupera paulatinamente y aprovecha para estar con su hija, que durante el verano reside en Chipiona con la familia materna.
—Rocío, después de este susto, ¿que tal estás?
—Pues ya me encuentro bastante bien, dentro de lo que cabe. Me he quedado baja de tensión y un poco anémica. Pero sigo un tratamiento y voy adelante. Aunque más que susto ha sido un gran disgusto. ¡Yo estaba tan ilusionada con mi estado!
—¿Pedro también tenía ilusión por este niño que se ha visto malogrado?
—Pues claro. Pedro yo creo que estaba aún más ilusionado que yo. También se ha llevado un disgusto. Pero a la que peor le ha sentado ha sido a Rocío. Todos los días está preguntándome: «Mamá, ¿le escribiste o no a la cigüeña?». Yo le digo que sí, pero que la cigüeña se ha ido de vacaciones y hasta que no vuelva no podemos volver a escribirle. Esa es la explicación que yo le doy a la niña.
—¿Has perdido muchas galas?
—No he perdido ninguna gala. En contra a lo que se ha dicho, sigo trabajando. En estos días tenía que grabar un programa de televisión de «300 millones», rodado por Andalucía, con el disco de «Canciones de España». Llevaba muchos días de rodaje y es lo único que he propuesto para más adelante.