La Virgen y el ciego
Villancico a lo clásico
La Virgen va caminando
con su Niño y con José,
con su Niño y con José,
a la mitad del camino
pidió el Niño de beber,
pidió el Niño de beber.
No pidas agua, mi vida,
no pidas agua, mi bien,
que las aguas vienen turbias
y no se aplaca la sed.
Allí cerca hay una huerta,
que ricas manzanas tiene,
que ricas manzanas tiene,
que las guarda un pobre ciego,
pobre ciego, y nada ve,
pobre ciego, y nada ve.
—Ciego, dame una manzana
para el Niño entretener.
—Cójala buena, Señora,
las que fueren menester.
La Virgen, como era humilde,
no ha querido más que tres,
no ha querido más que tres,
una le ha dado a su Niño
y otra le ha dado a José,
y otra le ha dado a José.
Y otra se quedó en su mano,
nada más que para oler,
muerde el Niño la manzana
y el ciego comienza a ver.
—Ciego, ¿quién te ha dado vista
y quién te ha hecho tanto bien?
—Me lo ha hecho la Virgen pura
con su Niño y con José,
con su Niño y con José.
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