Ni una más

Anoche era muy tarde, yo fingía que dormía
sin ver, mi bien,
que tú recién llegabas embriagado y todavía
con olor de sabe quién.

Igual que tantas veces me callé y mordí la almohada
ansiosa de gritar,
pero ahora vas a oírme, pues me tienes muy cansada
y no quiero más callar.

Mentiras, falsedades y caricias deshonestas;
ni una más.
Jugadas desleales y al final media respuesta;
ni una más.
Eternas madrugadas en la duda imaginando
que algo te pasó.
Si ayer me resignaba ¡Se acabo!
No soporto ni una más.

Estabas convencido de que te pertenecía
sin condición,
de que me conformaba con un beso y algún día
un rato de pasión.

No creas que tú sólo eres culpable,
pues yo misma debí darme valor
echándote a la cara las verdades
que hasta hoy día mantuve en mi interior.

Ni una más.