Para querernos

Yo me arrepiento de haberte hablado de esa manera,
como si fueras una enemiga, una cualquiera,
porque ese tipo, yo te aseguro, no merece la pena.

Estoy segura que parecía enamorado,
tan inocente, tan convencido, tan descarado,
que me da rabia, que me arrepiento de esta ceguera.

Y que estas lágrimas amargas,
los días tristes, las noches largas,
al menos tengan algún sentido.

Tal vez, habernos reconocido,
tal vez, la clave de comprendernos,
que nos enseñen y que nos sirvan para querernos.

Para querernos,
como aquellas dos niñas
que juntas jugaban siempre en el colegio,
para vivir,
sin dudas y sin sombras
que apaguen la llama de nuestra amistad,
para sobrevivir,
para querernos más.

Ya no te cambio por sus palabras ni sus sonrisas,
él es variable, pero nosotras somos amigas,
algunos hombres son engreídos y son mentiras.
Y que se vayan al infierno
con sus caprichosos, con sus inventos,
que ya nosotras lo hemos sufrido.

Él con su rollo y sus amigos,
y que nos sirva como escarmiento
para olvidarle, para reírnos, para querernos.